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La «vuelta al cole» y la salud dental infantil

La «vuelta al cole» y la salud dental infantil

El estrés de la vuelta al cole puede provocar problemas de salud bucodental en la población infantil, como manifestaciones de bruxismo, gingivitis, sequedad bucal, caries y mal aliento.

En las actuales circunstancias, con las medidas excepcionales para evitar la propagación de la COVID-19 en los centros escolares, es previsible que la presión pueda alcanzar una mayor incidencia. Por tanto, resulta muy conveniente prestar aún mayor atención al estado de su boca.

El estrés, habitualmente asociado a los mayores, también puede afectar a los menores, máxime en momentos de cambios, como los que se producen con la vuelta a las aulas.

La peor consecuencia de las diversas manifestaciones del estrés en la salud bucodental se dan con el tiempo. Este estado de nerviosismo que lleva a apretar y rechinar los dientes (bruxismo) puede llegar a desgastar un 30% su tamaño original y producir severas afectaciones a los nervios.

Pero también existen otras patologías más inmediatas como la gingivitis. Cuando el pequeño está padeciendo estrés, su capacidad para concentrarse es menor y, por tanto, se reduce la eficiencia del cepillado. El estrés distrae de una adecuada higiene y ello conlleva una mayor acumulación de residuos en las encías y su inflamación. La hormona del estrés, el cortisol, puede generar inflamación, lo que propicia un mayor riesgo de padecer enfermedad periodontal.

Además, cuando se rechinan y aprietan los dientes de forma inconsciente al dormir, o incluso despiertos, se provoca dolor en los músculos de la masticación, además del ya citado desgaste prematuro de los dientes.

Problemas de articulación

En casos de estrés intenso y duradero, los dentistas advierten de que se puede producir una disfunción de la articulación temporomandíbular. Al abrir se traba la mandíbula debido a la constante presión que se genera al apretar los músculos por estrés, lo que causa dolor en la misma o en la sien.

También se puede favorecer la aparición de aftas. Las heridas blanquecinas que se forman en encías y mucosa, que pueden variar en tamaño y cantidad en la boca, son causadas por virus, bacterias y/o deficiencias del sistema inmunológico debilitado por el estrés.

El estrés también puede provocar sequedad bucal, caries y mal aliento. El nerviosismo reduce los niveles de producción de saliva y aumenta por tanto las posibilidades de sufrir el síndrome de la boca seca. Y éste puede provocar un efecto dominó: irritación de los tejidos blandos de la boca, haciéndolos más susceptibles a infecciones.

La saliva también es fundamental para prevenir la caries dental. Y, a menos salivación, peor aliento. Además, en las encías, la sequedad de la boca aumenta la placa bacteriana y la incidencia y gravedad de la enfermedad periodontal.

Un descanso adecuado, alimentación sana, actividad física moderada, disponer de momentos de ocio. Estos son los consejos más habituales ofrecidos por los expertos para combatir el estrés. Y llevar especial cuidado durante estas fechas previas a la vuelta al cole es esencial, como lo es cuidar al máximo la higiene bucodental.