La adolescencia es un período clave en la evolución de la salud bucodental. La dentadura comienza a consolidarse y se incrementa el riesgo de patologías porque puede incurrirse en hábitos nocivos como el consumo de tabaco o alcohol, y ciertos desórdenes en la alimentación, como el abuso de dulces o bebidas energéticas.
Por otra parte, a veces también se relaja la atención sanitaria, ya que muchos adolescentes no acuden al odontólogo con la misma regularidad con que se hace durante la infancia. Ideas preconcebidas como que los tratamientos causan dolor, son caros o que, a esa edad, la boca difícilmente padece patologías, hacen que se espacien las visitas.
Por tanto, aparte de retomar las citas con la clínica dental, es muy importante seguir insistiendo en la educación sobre la salud oral. El cepillado dos o tres veces al día, sin olvidar la limpieza interdental, o cuidar la dieta con normalidad, son costumbres que deben mantenerse.
Asimismo, existen aspectos que los jóvenes han de vigilar especialmente:
- Evitar el exceso de consumo de dulces o comidas con carbohidratos de alto índice glucémico, porque acumulan azúcares en la boca y favorecen la placa bacteriana.
- Evitar los ‘piercing’, pues pueden producir infecciones o dañar las encías, al margen de que causen otros problemas generales de salud.
- No tratar a los dientes como herramientas. Costumbres como masticar hielo, abrir chapas de botellas con la boca o intentar cortar cables o plásticos, más habituales de lo que uno podría pensar, acaban provocando daños irreparables en las piezas dentales.
Además de estos consejos, te recomendamos que acudas a la clínica dental a que te realicen un estudio del estado de tu boca y planifiquen los tratamientos necesarios para mantener la salud bucodental en perfecto estado.
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